lunes, 17 de noviembre de 2008

PARA EL TURISMO



Sierra Nevada-Ciudad Perdida:
La Sierra es de una extrema curiosidad científica desde el punto de vista geológico, ecológico y antropológico. De las aguas de sus ríos dependen las comunidades de Santa Marta y media docena de ciudades más, y todo el sistema agrícola y ganadero de la región, productora de banano, arroz, algodón y granos, en los departamentos del Magdalena, Cesar y La Guajira. Por lo crítico de asegurar un manejo ambiental a las tres vertientes de la Sierra, el Gobierno declaró Parque Natural una buena porción del territorio de la misma, de media altura hacia arriba. Pero además, por albergar tres grupos indígenas de mayor arraigo cultural en toda la Costa del Caribe colombiano ( Koguis, Arhuacos y Arsarios, descendientes de los Tayrona), la Sierra es también territorio de dos grandes zonas de Resguardo, sujetas a la autoridad de los nativos.

En la Sierra hay básicamente tres programas posibles de visita, según las disponibilidades de tiempo del turista:
  • La primera consiste en un ascenso motorizado a cualquiera de las poblaciones de pié de monte. Por la vía de Santa Marta, la más cercana es Minca, paseo de unas tres horas y media a cuatro, ida y vuelta (con tiempo de almorzar en una posada), en campero. Se trata de una zona cafetera de colonos antiguos, fuera del Parque y de los Resguardos.
  • La segunda es un plan de ascenso largo, a pié o parcialmente en mula, hasta CIUDAD PERDIDA (Buritaca 200, en lenguaje de los arqueólogos, o Teyuna, en lenguaje indígena), soberbia muestra de un emplazamiento urbano tayrona en las cabeceras del río Buritaca, a unos l.200 metros de altura s.n.m. Allí los arqueólogos colombianos han rescatado a la selva a fines de los setentas dos centenares de la terrazas originales, las calles y caminos, los sistemas de acueducto y alcantarillado de una de las muchas ciudades precolombinas de la Sierra, notablemente espectacular por el paisaje y la morfología del terreno.
    Este es un programa que requiere de permiso oficial para el grupo, con guía o "baquiano" registrado, para cuya escogencia conviene consultar en la oficina regional del Inderena, de la CNT o del ICAN. Toma tres días de ascenso y dos de descenso, como mínimo, incluida una noche en el centro arqueológico. Se duerme en campamentos de paso, rústicos y estrechos (hamaca y sleeping-bag) y se está sujeto a una alimentación muy rudimentaria suministrada por el propio guía. Se debe ir bien provisto de protección contra los insectos y con impedimenta liviana. Hay dos caminos principales, que conviene combinar para ascender por uno y bajar por el otro.
    El preferido por los baquianos sube por la margen del río Guachaca, atravesando la región de El Mamey (adonde se llega en vehículo por un carreteable muy deteriorado, a dos horas y media de Santa Marta). De allí parte la ruta de caminantes, que atraviesa dos pequeñísimos poblados indígenas Koguis: Mutanshi y Koskúnguena, este último casi abandonado. El final es una gran escalinata en piedra con más de dos mil escalones, por la que se entra a las ruinas. En esta ruta hay qué cruzar el río Buritaca en varias oportunidades, y ello supone precaverse del riesgo de crecientes. Es una ruta más corta pero de menor interés paisajístico y naturalista
    El otro camino supone también un trecho en campero que va a Minca, y de allí a La Tagua, por una carretera en mal estado. De La Tagua parte una primera jornada muy pintoresca que cruza varias zonas de bosque húmedo y profundo, a veces de niebla, con ascensos y descensos alternados hasta llegar a "Filo Cartagena", donde hay un pequeño refugio de caminantes construido por Inderena y a cargo de la Fundación Pro-Sierra Nevada, rústico pero bastante mejor que cualquiera de los campamentos de la ruta anterior.
    La segunda jornada es también pintoresca, e igualmente con varios pasos sobre ríos cristalinos de gran belleza, pero mucho más difícil; termina en "Alto de Mira", otra estación equipada para caminantes, sobre las ruinas de un asentamiento Tayrona parcialmente excavado; el tercer día es un camino muy exigente, por terreno difícil (ineludiblemente a pié), cruzando los ríos Guachaca y Buritaca. Ciudad Perdida ha sido visitable también en helicóptero, en ciertas épocas del año, lo cual se encuentra hoy en día cada vez más restringido. En cualquier caso, la meteorología de la región permite apenas unas dos horas de visita, a un costo apreciable. Son sólo 20 minutos de vuelo (cada trayecto).
    El viajero debe tener en cuenta que el mérito del viaje es disfrutar del camino mismo, y ello supone fijar unas claras condiciones a los guías, quienes tienden a hacer de cada jornada una simple prueba de esfuerzo.
  • El tercer plan de visita, para especialistas de montaña, consiste en un ascenso hasta los picos nevados, las lagunas y el asiento de alguna de las comunidades Arhuacas (generalmente Nabusímake, bello poblado que rige los destinos del Resguardo). Para este plan se emplea una de las entradas del costado sur de la Sierra (Departamento del Cesar), programa de ocho a diez días, a pié, necesariamente auxiliado por un guía y previo aviso a la comunidad a visitar. Las largas jornadas y la altura (por encima de los 4.000 metros), exigen condiciones especiales de fortaleza. Hay que tener en cuenta además que en territorios de la Sierra distintos de Ciudad Perdida hay condiciones de inseguridad.

    ADVERTENCIAS:
    1. Por razones religiosas y culturales, los indígenas evitan ser fotografiados ellos mismos, sus casas y sus objetos. No insista, no les cause usted molestias, no invada su intimidad. Son una comunidad muy apacible, pero extremadamente sensible a la irrupción de extraños. Ciudad Perdida es un lugar sagrado. Simplemente cambiar una piedra de lugar causa disturbio a los nativos.
    2. Pese a que la Sierra padece en ocasiones conflictos entre colonos e indígenas, y choques de otras clases entre grupos paramilitares, no suele haber dificultad ninguna para los turistas. Pero es imprescindible registrar el viaje, obtener el permiso y hacerse acompañar de personas confiables, con el visto bueno de las autoridades del Parque. No faltará quien le diga a usted que hay solo una oficina o un grupo o una empresa autorizada para la guianza. No es cierto. Hay suficientes opciones para escoger y no deje de poner usted mismo sus condiciones.
    3. La comunidad indígena y la Junta de Acción Comunal de las comunidades existentes en ambas rutas de acceso (o salida), tienen un convenio de cobro de peaje por cada visitante a la zona, peaje con el cual se cubren los gastos de mantenimiento de los caminos. Normalmente este peaje está incluido en la tarifa que cobra el respectivo guía.
    4. Recuerde que en Colombia es un delito excavar con intención de guaquería y también lo es intentar sacar del país cualquier pieza de valor histórico o arqueológico.

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